Diluir los límites de actuación. ¿Dónde acaba o empieza el
entorno o el edificio?. Pensar en una continuidad entre el paisaje y lo
edificado. Construir de dentro hacia fuera, pero también al contrario.
La
posición de la edificación, elevada y dominante, sobre un paisaje de “verdes
praderas asturianas”, construye el espacio público y privado de estas 22
viviendas y enmarca en la distancia el mar de cubiertas industriales que
antecede a la ría de Avilés.
La
fuerte pendiente de la parcela permite distribuir adecuadamente los programas
de trasteros y garajes en planta –1 y –2 construyendo una topografía propia que
se entrega a la ciudad.
El cerramiento se plantea como referencia a los altos hornos que construyen el entorno. Tanto con el uso de la chapa como con el color de la misma.